
Concilio Zura - Elendara
ELENDARA – Reino Vivo del Corazón del Mundo
Gobierno: Confederación tribal y espiritual dirigida por el Concilio Zura
Gobernantes actuales: Guardasavia Thalion Raízclara y el Concilio de los Clanes
Capital: Valoria, la Ciudad Arbórea
Religión dominante: Culto a Ronira, la Madre de la Savia, y a los Espíritus del Ciclo
"Cuando el mundo aún se estremecía tras el Gran Desgarro, y los ríos buscaban nuevos cauces entre la devastación, fue la vida misma quien reclamó este lugar. No con conquistas, sino con raíces, savia y canto."
— Fragmento del Códice de Raíces Eternas, atribuido a Kaelen el Caminante de Raíces.

Guardasavia Thalion Raízclara y el Concilio de los Clanes
Descripción general
Elendara es la región más vasta y salvaje de Zeranda, un mundo de bosques vivos, ríos sagrados y árboles que recuerdan. Aquí, la civilización no se impone sobre la naturaleza: se entrelaza con ella. Desde las copas de Valoria hasta los lagos de Eryndel, Elendara respira al ritmo del mundo.
Su estructura política es descentralizada: los distintos clanes, tribus y pueblos responden ante el Concilio Zura, un círculo de sabios que se reúne en las lunas de renovación. La figura del Guardasavia, elegido por los árboles ancianos y por las voces del bosque, actúa como portavoz del equilibrio espiritual. Aunque sin ejército formal, Elendara posee una de las fuerzas naturales más respetadas del continente: los Zuras.
Aquí, el poder no se mide en conquistas ni en oro, sino en la capacidad de proteger la armonía vital entre todas las cosas.
Estructura social y habitantes
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Zuras: Raza originaria del bosque, mezcla de espiritualidad y fuerza. Son los guardianes del equilibrio natural, entrenados en sigilo, combate ritual y comunión con la flora y la fauna. Actúan como protectores del reino y emisarios del bosque ante el resto del mundo.
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Humanos de Elendara: Viven en armonía con los Zuras, en aldeas elevadas o asentamientos ribereños. Muchos son sanadores, recolectores o narradores, y su estilo de vida está profundamente influenciado por los ciclos del bosque.
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Oranis: Seres mágicos que habitan las raíces más profundas. Criaturas de piel bicolor, con grandes orejas que captan hasta los susurros del bosque. Viven en simbiosis con la naturaleza y actúan como artesanos, sanadores y guías espirituales entre los ciclos de vida y muerte.
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Ronin: Raza semi-bestial de fuerte espiritualidad, los Ronin habitan valles remotos donde conviven en comunidad con humanos afines a sus valores. Se distinguen por su disciplina interior, su vínculo con la naturaleza y su código de honor silencioso. Según las leyendas de Elendara, fueron creados por la diosa Ronira a partir de bestias nobles, como lobos, osos, tigres o ciervos, para que sirvieran de equilibrio entre el instinto y la sabiduría. Muchos son hábiles espadachines, monjes errantes o guardianes de conocimiento perdido.
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Elfos del bosque: Viven en simbiosis con los árboles sagrados, dedicándose a las artes curativas, los rituales florales y la preservación de las fuentes vitales.
Religión y valores
Elendara venera a Ronira, la Madre de la Savia, deidad de la vida en todas sus formas. Junto a ella, los Espíritus del Ciclo —representaciones de nacimiento, crecimiento, muerte y renacer— forman el panteón espiritual del pueblo.
Aquí no existen templos de piedra, sino Santuarios Vivos: claros sagrados, lagos espejados y árboles madre que actúan como nexos entre lo espiritual y lo material. Los druidas, guardianes de estos lugares, han sido reemplazados por los Zuras en las zonas de mayor poder espiritual. Las decisiones importantes se consultan con la naturaleza mediante rituales de comunión o “escucha del suelo”.
Los elendarios creen que toda acción debe ser evaluada por su impacto en la armonía. El conflicto es aceptado como parte del ciclo, pero siempre se busca restaurar el equilibrio tras cada enfrentamiento.
Ronira, la Madre de la Savia

Ronira, la Madre de la Savia
Ronira es la deidad primordial venerada en Elendara como la encarnación del ciclo natural: nacimiento, crecimiento, muerte y renacimiento. No es una diosa distante ni celosa, sino una presencia envolvente que habita en cada hoja que brota, en cada criatura que respira y en cada raíz que se entrelaza bajo la tierra.
Su culto no se basa en templos de piedra, sino en claroalmas, santuarios naturales donde el silencio del bosque es la oración más poderosa. Los seguidores de Ronira, llamados Vigilantes del Ciclo, creen que la armonía se alcanza respetando el fluir natural de todas las cosas. No imponen dogmas, sino que enseñan a escuchar a la tierra y obedecer su ritmo.
Según la tradición, Ronira dio forma a los primeros Ronin a partir de bestias nobles y les infundió propósito para que actuaran como puentes entre especies. Por ello, tanto los Ronin como los druidas de Elendara la consideran su madre y su guía eterna.
Milicia y defensa
Elendara no posee un ejército centralizado. Su defensa se basa en la conexión con la tierra y en guerreros que combinan la letalidad con la sabiduría:
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Círculos de los Zuras: Guerreros guardianes del bosque. Cada uno porta un tatuaje vivo que representa su vínculo con una criatura o árbol sagrado.
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Centinelas de Corteza: Combatientes emboscadores que utilizan el entorno para ocultarse y atacar desde las sombras del bosque.
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Custodios del Latido Verde: Curanderos guerreros que defienden fuentes sagradas y participan en rituales de renacimiento.
Elendara también mantiene destacamentos en el Gran Muro junto a Alboria y Bramsivia, luchando contra las influencias corruptas que emanan desde Siarus.
Relaciones exteriores
Alboria: Vínculo sólido. Comparten valores de equilibrio y justicia, aunque difieren en la relación con la naturaleza. Alboria protege con estructuras; Elendara, con raíces.
Bramsivia: Cooperación académica y espiritual. Los Mogiz estudian las manifestaciones de vida de Elendara, mientras que los Oranis debaten con ellos sobre la conciencia del mundo.
Siarus: Enemigos naturales. La corrupción de su tierra y su magia profanadora son consideradas una amenaza para el ciclo natural.
Nexoia: Desconfianza mutua. Los saqueos de clanes piratas han dañado bosques costeros sagrados, y los Zuras no perdonan la profanación.
Luminaria: Preocupación latente. La tecnología de Eldar es vista como una forma de vida artificial sin alma. Se sospecha que los ecos de Siarus aún laten bajo sus máquinas.
Valoria – Ciudad Santuario de los Zuras
Valoria, la joya escondida de Elendara, es una ciudad construida en armonía perfecta con los riscos, los ríos esmeralda y la vegetación ancestral del continente. Tallada en terrazas naturales y conectada por puentes curvos que flotan sobre aguas sagradas, es el hogar ancestral de los Zuras, una raza de élficos longevos que descienden, según la tradición, de las semillas de la diosa Ronira.
Cada edificio en Valoria parece florecer desde la roca o brotar como un capullo de luz. Sus torres blancas y doradas están envueltas por jardines verticales y arroyos cantores. No hay ejército en sus calles, sino Guías del Ciclo, custodios del equilibrio que prefieren la sabiduría al filo de una hoja. Aquí se preservan los cantos de los árboles antiguos, las lenguas olvidadas y los rituales que mantienen viva la voluntad del bosque.
Valoria no solo es la capital política de Elendara, sino su núcleo espiritual. Es el único lugar donde humanos, Ronin y Zuras conviven en equilibrio absoluto. Allí se celebran los rituales de renovación de la savia, se custodian las semillas de la Primera Selva y se recibe a los emisarios del exterior con la ceremonia del Silencio del Agua.
Pese a su belleza, pocos llegan a Valoria sin invitación. Sus senderos están protegidos por barreras vivientes, criaturas arbóreas y la voluntad misma del bosque. Para los Zuras, solo los corazones en armonía con la vida tienen derecho a contemplar su ciudad.

Valoria, Elendara
Curiosidades y leyendas
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El Árbol de las Mil Memorias, ubicado en el centro de Valoria, puede almacenar los recuerdos de un Zura mediante savia ritual. Algunos afirman que guarda secretos sobre el origen de los reinos.
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Se dice que los Oranis fueron los primeros en oír la voz de Ronira cuando la savia cantó tras la caída de los cielos.
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En los límites orientales de Elendara se alzan los Esqueletos Florecidos, colosales restos de criaturas antiguas que hoy sirven de nido a bosques bioluminiscentes y a espíritus errantes.
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La leyenda del “Último Claro” habla de un lugar escondido donde florecen todas las especies perdidas del mundo. Solo los puros de corazón pueden encontrarlo, guiados por un Guardasavia.

Lagos de Eryndel