Zeranda: Crónica de un Continente Herido por su Pasado
«La tecnología de los Antiguos no fue ni maldición ni bendición. Fue. Nosotros la contaminamos con nuestras decisiones.»
— Fragmento del diario de un vigía en Siarus, rescatado de una torre derruida.
Zeranda no es un simple continente. Es una herida viva, una advertencia envuelta en leyendas, donde los ecos de la ambición aún retumban entre valles y ruinas. No fue forjada por dioses, sino por mortales que se elevaron demasiado alto, dejando cicatrices profundas en la tierra y en la historia.
Las Eras de Zeranda
Arco de Artión antigua estructura Zelari en Siarus.
La Era del Misterio – El Silencio de los Zelari
Mucho antes de que las fronteras se delinearan o los nombres de los reinos fueran pronunciados, existió una civilización que se desvaneció en un silencio más profundo que la muerte: los Zelari.
No dejaron registros de su caída ni crónicas de su esplendor. Solo ruinas imposibles, torres sin escaleras, templos que murmuran en lenguas que ya no existen, y artefactos sellados por geometrías inconcebibles. Estas reliquias, dispersas como fragmentos de un sueño roto, aún palpitan bajo el polvo de los siglos, esperando —o temiendo— despertar.
Templo de Lythar, antigua estructura Zelari en Elendara.
Legado Zelari. Las reliquias más avanzadas albergan Custodios: inteligencias de vigilancia sometidas a Protocolos de Silencio (preservar, confinar, no elevar sin umbral). No buscan reinar ni tentar: advierten y restringen. Su voz se ofrece, nunca se impone.
La Era de la Ambición – El Ascenso y la Caída de Siarus
Siglos después de la desaparición de los Zelari, un brillante y obsesivo erudito humano llamado Eldar dedicó su vida al estudio de sus restos. Su búsqueda culminó cuando halló un artefacto singular, uno que parecía responder exclusivamente a su presencia. Del núcleo del artefacto no surgían caprichos, sino un Custodio Zelari: una inteligencia de vigilancia regida por Protocolos de Silencio. Le reveló ubicaciones y métodos, pero con condiciones: reactivaciones graduales, anillos de contención y auditorías previas. Eldar aceptó la guía y rechazó las condiciones.
Uno de estos dispositivos lo transformó de forma irreversible. Reemplazó sus huesos, su sangre y sus órganos por sistemas tecnológicos integrados. Su carne cedió paso a estructuras que lo liberaron del deterioro y lo fijaron en el tiempo: Eldar se volvió inmortal. Sin embargo, el propósito original del artefacto —revivir la civilización Zelari o preservar sus secretos— fue desoído. Eldar no compartía su visión. Creía que lo que se había perdido no debía ser resucitado, sino superado.
Con el conocimiento adquirido, se presentó ante el rey de Siarus, prometiéndole un poder más allá de toda imaginación. Su visión sedujo al monarca, y lo que comenzó como un proyecto de recuperación se convirtió en una transformación absoluta.
Siarus cambió. Sobre templos ancestrales crecieron torres de metal y luz. Mechas y autómatas patrullaban las calles. Artefactos de lógica extraña reescribían las leyes naturales a su alrededor. Para algunos, era el amanecer de una nueva era. Para otros, una aberración que desafiaba el equilibrio del mundo.
El rey, intoxicado por la grandeza, exigió más. Eldar fue forzado a acelerar sus investigaciones, incluso cuando el artefacto inicial lo advirtió de los riesgos. Sus experimentos cruzaron límites seguros: nubes tóxicas emergieron de reactores inestables, mutaciones aparecieron entre la población, y el tejido de la realidad comenzó a mostrar señales de fatiga.
Ante el colapso inminente, Eldar no pidió ayuda. El Custodio emitió un interdicto final: continuar violaría los Protocolos de Silencio. Eldar lo anuló. En lugar de detenerse, activó una sobrecarga en cadena, buscando destruir lo que se había salido de control.
Lo que ocurrió no fue solo una explosión. Fue la ruptura del código mismo del mundo.
La sobrecarga acopló en resonancia las tramas Zelari de contención; al anular sus salvaguardas, la energía perforó la membrana ontológica y abrió la Brecha en el Cielo.
La Era del Muro – Un Mundo Cicatrizado
La detonación abrió la Brecha en el Cielo sobre Siarus, un desgarrón púrpura, fluctuante y palpitante. Desde entonces, seres que no deberían existir emergen de ella: criaturas que son pensamiento corrupto, formas que parecen esculpidas en pesadillas. La Brecha no fue obra de una voluntad Zelari, sino del desmontaje humano de sus salvaguardas.
Siarus se convirtió en una tierra de horrores: sus pocos sobrevivientes, deformados o no-muertos, deambulan sin propósito, y nigromantes de todo el continente han hecho de sus ruinas un paraíso prohibido.
Frente a esta amenaza existencial, Alboria, Bramsivia y Elendara forjaron una alianza. En una obra que costó miles de vidas, erigieron el Gran Muro, una estructura ciclópea destinada no a contener ejércitos, sino a aislar el fracaso de una ambición desmedida.
La construcción del Muro no trajo paz, pero sí una pausa. Una respiración contenida entre los pueblos de Zeranda. Una calma tensa ante la certeza de que el pasado no ha terminado de hablar.
Construcción del Gran Muro.
La Era Presente – El Equilibrio del Recelo
Aprovechando su inmortalidad, Eldar se exilió a Xell, una isla olvidada. Con el conocimiento que lo había condenado y una nueva doctrina de control absoluto, erigió un imperio de administración técnica.
Su discurso inaugural fue claro:
“No me condenéis por sobrevivir a lo que destruyó a todos. Ni me redimáis.”
Los Zelari buscaban una utopía colectiva. Yo intenté convertir sus ruinas en progreso. Fallé. Pero no porque el conocimiento fuera peligroso, sino porque lo compartí con quienes no estaban preparados.
Esta vez será distinto.
“No hay reyes que puedan abusar de este poder. No hay concilios lentos que lo malinterpreten. Solo una voluntad. Una dirección. La mía.”
— Eldar, Fundador de Xell
Hoy, Zeranda vive en una guerra fría ideológica. La mayoría de reinos aborrece la tecnología, viéndola como la raíz de la mayor catástrofe del continente. Xell es una potencia aislada, pero su mera existencia genera una tensión constante.
A pesar de las prohibiciones de Bramsivia y Alboria, un mercado negro de tecnología Zelari florece en las sombras. Lo que alguna vez fue poder absoluto, hoy es contrabando. Y cada fragmento robado es una posibilidad de nuevo desastre: no como armas, sino como semillas de una nueva realidad.
Las Regiones de Zeranda
Zeranda es un mosaico de culturas, cada una moldeada por la historia y su entorno. Desde las cumbres heladas del norte hasta los desiertos dorados del sur, cada región guarda sus propias leyendas, héroes y peligros.
THALNARIS – Las Cumbres del Alba
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Resumen Actual: Thalnaris es el guardián silencioso del norte, una tierra de hielo, mitos y fuerzas primordiales. Sus habitantes, desde los enanos nómadas Vërnak sobre sus mamuts hasta los místicos Hijos de Eyra, viven en un aislamiento autoimpuesto, valorando la sabiduría ancestral por encima de todo.
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Camino Hasta Hoy: historia de preservación. Aislados desde siempre, el Cataclismo de Siarus solo reforzó su decisión de apartarse del mundo. Mientras el sur se consumía en la ambición tecnológica, ellos perfeccionaron su conexión con la naturaleza. Su gran hito, la "Gran Congelación", no fue un acto de conquista, sino un ritual desesperado para proteger sus tierras sagradas de la corrupción que amenazaba con extenderse, convirtiéndolos en los custodios definitivos de los secretos primigenios de Zeranda.
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Situación Presente: actúan como los observadores enigmáticos del mundo, enviando presagios y advertencias sin intervenir directamente, pues creen que su deber es proteger el equilibrio del mundo desde la distancia.
ALBORIA – Reino del Equilibrio
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Resumen Actual: Alboria es el pilar del orden y la ley en Zeranda. Una monarquía humana, tradicional y con uno de los ejércitos más disciplinados del continente, cuya sociedad se rige por el inquebrantable Código de Ilmathar.
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Camino Hasta Hoy: la identidad de Alboria nació como una respuesta directa al caos. Tras la caída de Siarus, en la "Era de las Sombras Dispersas", el Rey Ethan I unificó a su pueblo bajo un estricto código de justicia, sustituyendo la anarquía por el orden. Su papel como líder se consolidó al ser uno de los principales artífices del Gran Muro, un acto que definió su misión para las generaciones venideras: ser el escudo que protege a Zeranda de las tinieblas.
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Situación Presente: es la principal potencia política y militar de la alianza central, dedicada a mantener la estabilidad, vigilar el Muro y observar con recelo el resurgir de la tecnología en Xell.
SIARUS – Las Ruinas de la Ambición Perdida
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Resumen Actual: Siarus es la gran cicatriz de Zeranda. Un páramo maldito, anárquico y saturado de energía corrupta, donde los mutantes, los no-muertos y los nigromantes campan a sus anchas bajo la Brecha en el Cielo que escupe horrores.
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Camino Hasta Hoy: su historia es la mayor tragedia del continente. Pasó de ser un reino normal a una utopía tecnológica bajo la influencia de Eldar y la soberbia de su rey. Pero su rápido ascenso fue también su caída: la experimentación imprudente con la tecnología Zelari la convirtió en una bomba de relojería que finalmente explotó, aniquilando el reino y envenenando la tierra para siempre.
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Situación Presente: es una amenaza contenida pero perpetua. La pesadilla al otro lado del Gran Muro que sirve como un recordatorio eterno para todo el continente sobre el precio de la ambición desmedida.
XELL – Imperio del Núcleo Despierto
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Resumen Actual: Xell es otra paradoja más de Zeranda: un imperio tecnológico próspero y deslumbrante, nacido de las cenizas de una isla miserable y gobernado por el mismo hombre que causó el mayor desastre de la historia. Gobernado directamente por Eldar, a través de Prefectos del Núcleo y protocolos algorítmicos.
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Camino Hasta Hoy: Era una tierra olvidada hasta la llegada del inmortal Eldar. Tras destruir Siarus, aplicó todo lo aprendido para, esta vez con control absoluto, reactivar el "Núcleo Despierto" y construir su visión de una sociedad tecnológica perfecta. En pocas décadas, transformó la miseria en una metrópolis de acero y luz, demostrando el poder de la tecnología Zelari cuando es guiada por una sola voluntad. Al reactivar el Núcleo Despierto, Eldar abolió todo órgano deliberativo y concentró la dirección estratégica en su persona. A partir de entonces, Xell quedó organizada en Prefecturas del Núcleo, dirigidas por Prefectos del Núcleo —magistrados técnicos designados por Eldar—. La ejecución cotidiana de sus edictos se realiza mediante Protocolos Algorítmicos del Núcleo Despierto, que coordinan recursos, seguridad y justicia sin deliberación política.
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Situación Presente: es una potencia aislada y temida. Aunque no tiene intenciones hostiles declaradas, el resto de reinos la vigila, pues ven en ella la semilla de un segundo Cataclismo. Xell se denomina imperio por su escala y su administración provincial, pero carece de nobleza y herencia: Eldar es Fundador y Soberano único, y su doctrina de “una sola voluntad” describe la unidad de mando, no una vigilancia total sobre cada acto individual.
BRAMSIVIA – Nación del Saber Supremo
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Resumen Actual: Bramsivia es el cerebro de Zeranda. Una nación regida por los Mogiz, donde el conocimiento, la lógica y la contemplación son las bases de una sociedad ordenada y dedicada a la preservación del saber.
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Camino Hasta Hoy: la filosofía de Bramsivia no nació como una reacción a Siarus, sino que fue trágicamente validada por ella. Siglos antes de la arrogancia de Eldar, los Mogiz ya habían sufrido su propio cataclismo en el "Gran Desgarro", un desastre nacido de una búsqueda similar de perfección. Por ello, observaron la caída de Siarus no con sorpresa, sino con un terror familiar. Su participación en la construcción del Gran Muro no fue el origen de su ideología, sino la aplicación de una lección aprendida con un dolor inmemorial: que el conocimiento sin sabiduría es el veneno más letal.
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Situación Presente: funciona como el centro intelectual y estratégico de la alianza, convencida de que la mejor defensa contra la locura del pasado es la lucidez del conocimiento.
ELENDARA – Reino Vivo del Corazón del Mundo
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Resumen Actual: Elendara es el pulmón verde y salvaje de Zeranda. Un vasto territorio de bosques ancestrales y ruinas vivas donde la civilización, liderada por los sigilosos Zuras, no domina la naturaleza, sino que vive en total armonía con ella.
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Camino Hasta Hoy: la historia de Elendara es la del triunfo de la vida. El colapso de las civilizaciones tecnológicas permitió que la naturaleza salvaje y mágica del continente reclamara lo que era suyo. Sus habitantes no reconstruyeron, sino que se adaptaron, aprendiendo a vivir entre las ruinas cubiertas de musgo y a escuchar el pulso del mundo. Aportaron su conocimiento de la tierra y sus guerreros para defender su tramo del Gran Muro.
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Situación Presente: es el corazón espiritual y natural de la alianza, un recordatorio de que existe un poder más antiguo y resiliente que la tecnología, y una fuerza vital para el equilibrio del continente.
NEXORIA – Diarquía bajo neutralidad vigilada
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Resumen Actual: Nexoria funciona como diarquía entre Kasandra (Confederación del Archipiélago) y Ragnor (Consorcio de la Costa Rota), con el Estrecho de las Dagas regulado por el Juramento del Estrecho (No primer disparo, inspecciones cruzadas, sanciones de embargo y faros), bajo supervisión discreta del Patrón.
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Camino Hasta Hoy: Tras siglos de anarquía manipulada por los Cartógrafos Silenciosos, el ascenso de Kasandra y Ragnor cristalizó en reglas comunes y neutralidad vigilada (c. 932 TE).
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Situación Presente: Guerra fría pirata: cooperación puntual, espionaje constante y choques calculados. El contrabando Zelari existe, pero las sanciones del Juramento (embargos, rutas sin faro, retiro de pilotos) contienen la escalada.
NAHARIT – Imperio del Sol Eterno
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Resumen Actual:
Naharit es un imperio teocrático forjado en la arena y en la fe, gobernado sin interrupción por una línea de Altas Sacerdotisas Solares, intérpretes mortales de Aton-Ra. Su capital, Shar’Vahl, la Joya del Desierto, es un centro de esplendor y misticismo, donde la religión y el comercio conviven en un equilibrio siempre tenso.Camino Hasta Hoy:
Protegido por la vastedad del desierto, Naharit sobrevivió a las tragedias que marcaron a otros reinos de Zeranda. Mientras el mundo sufría cataclismos y guerras, el imperio se fortalecía, uniendo a gran parte de las tribus bajo una fe común en el Sol Eterno. Sin embargo, no todos se sometieron: pueblos libres aún resisten en los confines del desierto, aferrados a sus propios dioses y espíritus, ajenos al templo de Shar’Vahl.Situación Presente:
Hoy Naharit es una potencia orgullosa y reservada, sostenida en dos columnas: la fe inquebrantable en Aton-Ra y el oro que fluye por las caravanas de los Dunas-Señores. Aunque comercia con el exterior, observa los conflictos políticos y tecnológicos de Zeranda con distancia solemne. Bajo el liderazgo de Nahira, la actual Alta Sacerdotisa Solar, el imperio no busca imponer su fe por la fuerza, sino inspirar con su ejemplo, esperando que los pueblos libres del desierto elijan por sí mismos caminar hacia la luz del Sol Eterno.